Actividades | Friedrich Nietzsche
★ Opción B • Actividad tercera evaluación
Comparativa Nietzsche-Marx
Aunque ambos quedan caracterizados dentro de la etiqueta de 'filósofos de la sospecha', Nietzsche y Marx son autores con muy pocos puntos en común. Aunque no se de entre ellos una incompatibilidad cronológica estricta, se considera que Marx no tuvo ninguna noticia de la obra de Nietzsche y que Nietzsche solo conoció la obra de Marx a través de fuentes indirectas. De hecho, nunca menciona a Marx y su valoración del socialismo es vaga y general.
Eso no significa que no pueda realizarse un ejercicio de comparación entre ellos. ¿Qué tenían en común? ¿Qué les separaba? ¿Qué habrían pensado el uno del otro? Esas son algunas de las preguntas que deberíais responder en vuestra actividad. Para ello tendréis que:
- Realizar una tarea comparativa manejando los apuntes y fuentes adicionales. En primer lugar debéis identificar en qué temas o sobre qué cuestiones Marx y Nietzsche podrían estar más o menos cercanos o alejados.
- A partir de ahí estructuraréis esa comparación y desarrollaréis la misma. Para enriquecer la respuesta podréis, además, realizar una labor comparativa sobre los textos que se ofrecen a continuación (u otros que podáis encontrar por internet).
A primera vista, una mercancía parece una cosa obvia, trivial. Su análisis indica que es una cosa complicadamente quisquillosa, llena de sofística metafísica y de humoradas teológicas. En la medida en que es valor de uso, no tiene nada de misterioso, igual si la contemplo desde el punto de vista de que por sus propiedades satisface necesidades humanas que si considero que no cobra esas propiedades más que como producto de trabajo humano. Es claro sin más que el hombre altera con su actividad las formas de las materias naturales de un modo conveniente para él. Así, por ejemplo, se altera la forma de la madera cuando se hace de ésta una mesa. Pero a pesar de ello la mesa sigue siendo madera, una ordinaria cosa sensible. En cambio, en cuanto que se presenta como mercancía se convierte en una cosa sensiblemente suprasensible. No sólo descansa ya la mesa con sus patas en el suelo, sino que, además, se pone patas arriba frente a todas las demás mercancías, mientras su cabeza de madera emite caprichos más maravillosos que las espontáneas danzas que emprenden algunas mesas. [K.Marx, El Capital, I, 4. El carácter de fetiche de la mercancía y su secreto]
La pregunta de si es necesaria la verdad no sólo tiene que haber sido respondida antes afirmativamente, sino que la respuesta debe ser afirmada de forma que exprese el principio, la creencia, la convicción de que “nada es tan necesario como la verdad y que en relación con ella, lo demás sólo tiene una importancia secundaria”. ¿Qué es esta voluntad absoluta de verdad? ¿Es la voluntad de no dejarse engañar? En este sentido podría interpretarse, efectivamente, la voluntad de verdad, con la condición de que la subordinemos a la generalización “no quiero engañar”, e incluso al caso particular “no quiero engañarme”. Pero ¿por qué no engañar? [F. Nietzsche, La gaya ciencia, §344]